Se acercan las Fallas, la gran fiesta de los valencianos. Son días llenos de alegría, música, pólvora, chocolate con buñuelos y muchas cosas más. Puedes leer artículos, ver videos y te pueden contar mil cosas pero sólo hay una manera de conocerlas de verdad: visitando Valencia en Fallas. ¿Te apuntas?

En esta ocasión he querido rendir homenaje a los grandes creadores de estas verdaderas obras de arte: los artistas falleros, una profesión única en el mundo que sólo existe en nuestra tierra y que necesita protección.

No todos los artistas falleros pueden presumir de haber llegado a la tercera generación. A pesar de ello, son varias las familias que han podido pasar el testigo, pero queda pendiente el gran reto: llegar a la cuarta generación. ¿Lo conseguiremos? 

Entre los apellidos que siguen con el testigo se encuentran los Ribes. El iniciador fue Francisco, que empezó de aprendiz con el grande de los grandes: Regino Mas. Sus hijos Francisco y José Manuel siguieron el oficio. La tercera generación llegó de la mano de Bruno. Bruno tiene hoy 31 años, estudió Ingeniería Industrial pero tras sus estudios, decidió compartir taller con su padre. No lo pudo evitar, lo llevaba en las venas.

Regino Mas. Imagen: Las Provincias.

Padre e hijo aseguran que son de los pocos artistas que se han resistido a hacer el diseño 3D y siguen creándolo todo de manera artesanal, realizando cada pieza desde el corcho. Sin embargo, Bruno reconoce que la tecnología acabará apoderándose de la artesanía.

Otro apellido con tercera generación es Devís. Comenzó el abuelo José, quien cuenta que recorría cada día más de 30 kilómetros en bicicleta para ir desde su casa en Liria hasta la Academia de Bellas Artes de San Carlos, donde cursaba sus estudios de dibujo. Su hijo José Ramón entró en el taller a los 14 años, también fue a San Carlos y a los 20 años ya tenía el carnet del gremio. Hoy ya trabaja con él su hijo José, de 23 años.

José Ramón Devís. Fotógrafa: Irene Marsilla.

En el taller de los Sánchez también suman tres generaciones. La saga la comenzó José Sánchez, aprendiz de Regino Mas. Luego se unieron sus hermanos Rafa y Miguel. Los tres hermanos se especializaron en carrozas porque no había muchas empresas de este tipo en España por aquel entonces. Toni Sánchez era el hijo de Rafa y empezó en el taller familiar con tan solo 16 años, tras el fallecimiento de su padre. Hoy Toni y su hijo siguen con la creación de carrozas. La tercera generación de esta saga es Rafa Sánchez, quien estudió la carrera de Bellas Artes y es hoy una persona muy preparada quien asegura que le encanta modelar en 3D y aplicar las tecnologías a las piezas para las carrozas.

También de renombre es la familia Puche. Julián fue el que abrió el camino. Trabajó como mecánico de máquinas de escribir pero quería ser escultor y por eso estudió Artes y Oficios. En la mili conoció a un gran fallero, Pepe Vizcaíno y allí le convencieron para hacer su primera falla. Entre 1961 y 1975 hizo las fallas de Sección Especial de Convento Jerusalén y Na Jordana.

Con 13 años se unió al taller su hijo Pepe, quien siempre combinó su profesión de artista fallero con su trabajo en Lladró. Su despegue comenzó en 1992, cuando creó la falla para la Expo de Sevilla, luego llegaron otras: Archiduque Carlos, Exposición o Malvarrosa. Pepe confiesa que le haría ilusión que la saga llegará a una cuarta generación con su nieta, a quien le encanta jugar a pintar en el taller, pero es consciente que no es fácil.

No podíamos terminar este artículo sin hablar de la que es hoy la saga de artistas falleros por excelencia: los Santaeulalia.

El iniciador fue Salvador. Su primera falla fue en 1943 en Burjassot. A los 14 años se unió al taller su hijo Miguel Santaeulalia. Él ya hizo fallas de Sección Especial para Na Jordana o El Pilar. Miguel fue uno de los primeros artistas en estar a la última en tecnología modelando en 3D. Cuenta que aprendió la técnica con tutoriales de internet y las explicaciones de sus hijos.

Miguel Santaeulalia. Imagen: Las Provincias.

Esta saga es única porque en la tercera generación, los cuatro hijos han heredado el gen de artista fallero. Ellos son Miguel, Pedro, Alejandro y José.

Miguel fue el primero en seguir la estela. Él es el mago de la escultura y la perfección. 

Alejandro es el diseño, el acabado y la composición. Él combina su profesión de arquitecto con proyectos de fallas, como los que hizo para L’Antiga de Campanar.

José es un dibujante excepcional y un enamorado del cómic. Realiza diseños y trabaja como escultor en Lladró.

Pedro es valiente y los volúmenes no se le resisten. Él es el que mayor repercusión mediática ha tenido, sobre todo desde que consiguió durante 5 años consecutivos el primer premio de Sección Especial en la Falla Nou Campanar. Aunque no hay que olvidar que su primer premio de Especial lo ganó en la Falla Sueca-Literato Azorín. Sus 6 premios, lo sitúan entre uno de los grandes en la historia de las Fallas de Valencia. Aunque el ranking lo encabeza Regino Mas con 30 premios, de los cuales 14 eran de Sección Especial.

Ilustración: Luis Lonjedo

Pedro Santa Eulalia. Ilustración: Luis Lonjedo

El primero de la saga, Salvador Santaeulalia, más conocido como “el tío Voro”, aparece representado en uno de los ninots indultats del Museo Fallero de Valencia. Curiosamente  éste fue realizado por su nieto Pedro Santaeulalia para la falla Archiduque Carlos – Chiva en 1997.

El apellido Santaeulalia, encabezado por su «patrón» Miguel Santaeulalia, se ha convertido en los últimos años en una familia de gran renombre llena de éxitos y galardones.Y en todo este entramado familiar no podemos olvidar un personaje clave: Mari Carmen Serrán, esposa de Miguel Santaeulalia y madre de estos magníficos artistas. Y es que dicen que detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer…

Família Santaeulalia