Santiago Calatrava nació en Benimamet, una pedanía de Valencia, hace hoy 68 años, un 28 de julio de 1951. Su familia se dedicaba a la exportación de cítricos, lo cual les permitió conocer otros países de Europa.

Desde bien pequeño supo lo que le apasionaba. De hecho, con tan sólo 8 años ya ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Valencia donde comenzó formalmente a aprender dibujo y pintura, actividad que compaginaba con sus estudios en la escuela. A los 13 años su familia le envió a París a través de un programa de intercambio estudiantil. Con 18 años inició la carrera de Arquitectura en la Universidad Politécnica de Valencia, donde se graduó como arquitecto con 24 años. Acto seguido se trasladó a Zurich donde estudió ingeniería civil en el Instituto Federal de Tecnología y donde se graduó con un doctorado en Ciencias Técnicas con la tesis Acerca de la plegabilidad de las estructuras y allí se asentó. 

Pero en Zurich no sólo se asentó por motivos profesionales, también por motivos personales ya que conoció a la que hoy es su esposa y socia, Robertina Marangoni, estudiante de Derecho procedente de una familia acomodada. Se casaron hace más de 40 años y tuvieron cuatro hijos: Rafael, Micael, Gabriel y Ana Sofía. Desde entonces, nunca se han separado y además forman un gran team empresarial puesto que él proyecta y crea y ella se ocupa de los asuntos legales del despacho.

Pocos años después de su matrimonio, con 32 años, le fue adjudicada su primera obra de cierta importancia: la Estación de Ferrocarril de Stadelhofen en Zúrich, donde había establecido su despacho. A partir de ese momento comenzó el despegue de Calatrava y empezaron a llegar proyectos y más proyectos. Llegó el puente Lusitania en Mérida (1991), el del Alamillo en  Sevilla (1992), la torre de comunicaciones de Montjuic en Barcelona (1992), después vinieron la Galería Allen Lambert en Toronto, la Ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia, el Museo de Arte de Milwaukee en Wisconsin, el Complejo Olímpico de Atenas… La lista es infinita.

Con sus nuevos proyectos también llegan nuevos despachos. El segundo fue en París, donde estaba trabajando en la Estación de Ferrocarril del Aeropuerto de Lyon.

Y dos años después llegó su tercer despacho, esta vez en su ciudad natal: Valencia. Llegaba entonces la gran obra de su vida: la Ciudad de las Artes y de las Ciencias.

Aunque Santiago Calatrava ha trabajado en proyectos muy dispares, los dos tipos de obras que más le caracterizan son, sin duda, los puentes y las estaciones de metro o ferrocarril.

Algunos ejemplos de puentes son: 

  • Puente de Lusitania en Mérida, España (1991)
  • Puente del Alamillo en Sevilla, España (1992)
  • Puente de la Exposición en Valencia, España (1995)

  • Puente de la Mujer en Buenos Aires, Argentina (2001)
  • Puente atirantado en Jerusalén, Israel (2008)
  • Puente de la Constitución en Venecia, Italia (2008)

Algunas de sus estaciones más famosas son:

  • Estación de Ferrocarril Stadelhofen en Zurich, Suiza (1990)
  • Estación de metro de Alameda en Valencia, España (1995)
  • Estación de Ferrocarril de Oriente en Lisboa, Portugal (1998)
  • Estación de Reggio Emilia, Italia (2008)
  • Estación de Ferrocarril en Lieja, Bélgica (2009)
  • Intercambiador de transportes en el World Trade Center de Nueva York, EEUU (2016).

A lo largo de su dilatada y prestigiosa carrera han sido muchos los premios y reconocimientos que ha recibido. Entre ellos destaca: el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1999, el Premio Nacional de Arquitectura de 2005 y el Premio Europeo de Arquitectura de 2015.

Todas sus obras y sus premios han hecho que Calatrava sea hoy unas de las grandes fortunas de Suiza. Se estima que ésta asciende a los 140 millones de euros, lo que le sitúa entre los 300 más ricos de Suiza junto a nombres como los de Tina Turner, Phil Collins, Norman Foster o Roger Federer.

Pues hasta aquí el artículo dedicado a nuestro arquitecto más internacional. Espero que os haya gustado y os invito a visitar Valencia para conocer la gran obra de su vida, el proyecto con el que se consagró dentro y fuera de nuestras fronteras: la Ciudad de las Artes y las Ciencias.