Aquí venimos de nuevo con tradiciones navideñas muy nuestras. Si la semana pasada os contaba el origen de las doce uvas de la suerte, hoy hablaré del Roscón de Reyes. Podemos preferirlo de crema, nata o trufa, podemos disfrutarlo con amigos o familia, la noche del 5 o la tarde del 6 de enero, pero no hay nadie que se resista a un trozo de roscón de Reyes cuando llegan estas fiestas.
Ahora bien, ¿sabéis cuál es su origen? Hoy os lo contamos todo para que este año podáis explicarlo a vuestra gente mientras disfrutáis de un buen pedazo de este delicioso postre navideño. ¡Muy atentos!
La primera puntualización que seguramente os va a descuadrar es que su origen nada tiene que ver con el nacimiento de Jesús o la llegada de los Reyes Magos.
Todo apunta a que su origen se remonta al siglo II a.C. cuando a mediados de diciembre se celebraban “las Saturnales” para conmemorar el fin de las cosechas. Esta celebración pagana era un homenaje al Dios Saturno, dios de la agricultura y las cosechas. En la fiesta se preparaban diferentes platos pero el más popular era una torta redonda con miel en la que se introducían frutos secos, dátiles e higos y se repartía entre todos los asistentes.
Más tarde, a esa misma torta se le incluyó también un haba, símbolo de prosperidad y fecundidad en aquel momento. Así que la persona que la encontrara gozaría de buena suerte el resto del año.
Esta tradición resistió al paso del tiempo, sobretodo en Francia, donde elaboraban la Gallette o Couronne des Rois, un bizcocho relleno de crema de almendra, azúcar, mantequilla y yema de huevo con fruta escarchada por encima simbolizando las joyas de la corona. Fue precisamente en el seno de la aristocracia francesa donde el bollo dio un paso más. Cuenta la leyenda que un cocinero del rey Luis XV, con la intención de sorprender al joven monarca, introdujo una moneda de oro en el bollo o roscón. A partir de ese momento la moneda se convirtió en la sorpresa estrella y el haba pasó a ser el símbolo de mala suerte que nadie deseaba encontrar.
Aunque a día de hoy se mantiene la tradición, algunos detalles han cambiado. El premio ya no es una moneda de oro, sino una figurita de plástico o cerámica, y el haba que inicialmente era símbolo de prosperidad ahora tiene un valor negativo puesto que el que se la encuentra tiene que pagar el Roscón de Reyes y ese día se convierte en el “tonto del haba”, el cual dio origen al insulto “tontolaba”.
Los ingredientes del roscón también han cambiado a lo largo de su historia, sustituyendo los higos y dátiles por nata, crema o chocolate. La masa sigue siendo prácticamente la misma, hecha a base de harina, levadura, leche, azúcar, mantequilla y sal. El decorado tradicional son las frutas confitadas por encima.
Y como muchas otras tradiciones, nuestro Roscón de Reyes también llegó a Iberoamérica, donde elaboran su versión del roscón, que es muy similar a la que conocemos en España.
Bueno, hasta aquí mi post sobre la tradición del Roscón de Reyes. La cuestión es que sea cual sea su origen y empezara cuando empezara, lo que no hay duda es que es una de las grandes tradiciones navideñas en España y que disfrutamos comiéndolo, nos alegramos si nos toca el regalo y nos reímos del familiar al que le ha tocada el haba.
¿Este año qué esperas encontrar: figurita o haba? ¡Mucha suerte!
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